Bajo el lema "Acabemos con esta crimen. No al pacto de la UE con Turquía. Abajo las fronteras", ayer, 17 de marzo, a las 8 de la tarde, en la Plaza de la Peregrina de Pontevedra, una treintena de compañeros y compañeras de la CGT, dispusieron un Punto Informativo para denunciar el criminal pacto suscrito por los gobiernos de la Unión Europea con el gobierno de Turquía.
Reproducimos el manifiesto repartido:
ABAJO LAS FRONTERAS
NO AL PACTO DE LA UNIÓN EUROPEA CON TURQUÍA
ACABEMOS CON ESTE CRIMEN
Este jueves y viernes, 17 y 18 de marzo, los Jefes de Estado y Gobierno de los 28 países de la Unión Europea ratificarán en Bruselas el pacto acordado la semana pasada con el gobierno de Turquía. Un acuerdo bilateral suscrito con el objetivo de crear en aquél país decenas de campos de concentración y muerte a los que llevar, confinar y enseguida deportar a los cientos de miles de personas que, buscando refugio y asilo en Europa, tratan de huir de la guerra, el hambre y la violencia que asola sus países. Todo ello, por más que, con toda probabilidad, muchas de esas personas sepan -¡es seguro que millones no lo ignoran!- que están siendo llevados a pedir "asilo" en la casa de quienes les ametrallan, roban y saquean.
Por sólo perfeccionar el Crimen, ayer mismo, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea -otra máscara institucional más de la mafia que nos gobierna y a la que llamamos ‘nuestra"- acaba de ofrecer impunidad jurídica a los que hoy firmarán el pacto y con ellos a los auténticos responsables del trato cruel y sangriento al que se viene sometiendo desde hace años a millones de personas de Siria, Palestina, Afganistán, Iraq, Líbano, Sudán, Somalia, el cinturón de países subsaharianos … Todos ellos, países asolados por las guerras, la hambruna y la desolación llevadas allí por los aviones, las armas y los intereses del poderoso "Orden mundial".
En la mayor parte de los casos se trata de acciones inhumanas y devastadoras sobre poblaciones indefensas, llevadas a cabo por el capitalismo y los intereses geoestratégicos de los países más poderosos, económica y militarmente, particularmente la Unión Europea y EE UU. Durante el año pasado más de 3.700 de estas personas murieron en el Mediterráneo, frente a las costas de Europa, y, sólo en el primer trimestre de 2016, más de 600 perdieron la vida, muchos de ellos niños.
Frente a este horror ¿qué podemos hacer, en Pontevedra o cualquier otro lugar? ¿Acaso somos impotentes para detener esta atrocidad innombrable y derribar el régimen económico y político que la hace posible?
Para la CGT, sindicato internacionalista y solidario, cuya única patria es la del trabajo digno, la justicia y la igualdad, esa impotencia nace y fortalece cuando nos dejamos convencer de que la solución a los problemas de hoy la tienen los mismos que provocan su desastre … cuando intentamos repetir la misma acción a la que están siendo humillados ahora mismo los refugiados sirios, palestinos e iraquíes:
– Suplicar al régimen capitalista que cese en su crimen planetario … o
– Reclamar a la indecente simbiosis del Poder económico (el Capital) y el Poder político (Los Estados) que ponga fin a su barbarie … o
– Solicitar a la Unión Europea o de EE.UU y a sus instituciones (gobiernos, parlamentos, aparatos judiciales, etc) que no hagan ni ejecuten ni amparen aquello que por propia naturaleza están condenados a hacer, por sólo seguir con sus negocios: guerras, devastaciones, explotación generalizada y el sufrimiento inaudito sobre cientos de millones de personas.
Más de 3.000 millones de personas padecen miseria y enfermedades, evitables con casi nada. 800 millones padecen hambre y malnutrición. 200 millones mueren de hambre cada año y 25.000 niños mueren cada día, víctimas de la malnutrición y el desamparo.
Esta es la realidad del capitalismo y de los Estados jerárquicos en el siglo XXI. Esta es la realidad que provocan a insolidaridad internacional y las fronteras, inevitablemente guardadas por el fusil y las alambrada. Este es el régimen que debemos y podemos combatir; el régimen que por su inhumanidad está condenado a desaparecer.
CGT – Pontevedra