Este veranillo de San Miguel -así llamamos en todo Pontevedra a los días de bonanza que suelen caracterizar los últimos días de septiembre- parece que, una vez más, libra de nubes negras el cielo y despeja el horizonte.
Hoy hemos sabido que el grupo conservero cántabro El Consorcio ha depositado, ¡al fin!, en el registro de la Consellería de Economía su oferta de compra de las fábricas y marca de Alfageme en Vilaxoán y Ribadumia, cuando estábamos ya a una sola semana de cumplirse el plazo dado por la Consellería-IGAPE, para que los interesados en adquirir dichas factorías pudiesen entregar sus propuestas de compra.
En la documentación aportada por El Consorcio se hace constar, como un texto fundamental de la oferta, el compromiso de reiniciar la producción con la incorporación de la totalidad de la ex-plantilla de Alfageme en la comarca de Arousa, hasta un total de 150 trabajadoras, con garantía de todos sus derechos económicos y sociales (antigà¼edad, condición de fijas, categoría, etc).
Este exigente compromiso -y su incorporación como documento imprescindible en todo el proceso concursal- había sido conseguido por la CGT en exclusiva en abril del año pasado, tras exigir a la Consellería de Economía e Industria, al grupo Consorcio y a los sindicatos CIG y CC OO que rompiesen el pacto que ya habían firmado entre ellos, de espaldas a la CGT y a las trabajadoras de Alfageme. En aquel traidor pacto, CIG y CC OO llegaron a firmar que los trabajadores que se incorporaran a la nueva empresa habrían de perder su condición de fijas, se les penalizaría por su antigà¼edad y no se les respetarían ninguno de sus derechos. La indignada reacción de la CGT y las trabajadoras de Vilaxoán dio al traste con esta deleznable operación, por otra parte aireada por el Conselleiro de Economía y por los sindicatos firmantes, en todos los medios de comunicación, como si de una victoria se tratase, y no como lo que en realidad era: una humillación y una agresión a las trabajadoras.
Dentro de una semana, diez días a lo más, sabremos si estos cinco años de lucha de la CGT y las trabajadoras de Alfageme en Vilaxoán, en defensa de sus puestos de trabajo y del tejido industrial conservero en Arousa, se culminan con éxito o no. En el primer caso, que es lo más probable a estas alturas, el anarcosindicalismo habrá demostrado en Arousa y en Galicia que la movilización y la decisión tenaz en defensa de los derechos de los trabajadores puede dar al traste con sus adversarios, por más poderosos que parezcan y por más cómplices que consigan atraer y comprar.
CGT Pontevedra-Arousa